Acta Bioethica se consolida como un foro internacional que aborda, desde múltiples perspectivas, temas clásicos del discurso bioético.

Este número no es una excepción.

Contribuciones sobre consentimiento, discapacidad, cuidados paliativos, educación de profesionales sanitarios, provenientes de muy diversos entornos académicos y culturales, muestran la variedad de métodos, la diferente concepción que anima a los distintos trabajos sobre lo que significa lo bioético y las interfaces que pueden discernirse con muchos saberes y prácticas.

En un trabajo que aborda el tema del “neuromarkting” mediante técnicas complementarias al informe verbal, se observa la posibilidad de abrir debate sobre la factibilidad y la utilidad de investigaciones que emplean procedimientos de estudio usando técnicas fisiológicas. Más que una aportación sobre las implicaciones éticas de los métodos, este estudio permite avizorar un campo de reflexión y análisis que sin duda tendrá presencia creciente en las publicaciones. Se trata de las interfaces entre información fisiológica, manifestaciones conductuales e informe verbal.

La integración entre distintos métodos abre interrogantes de interés, porque se trata, en síntesis, de procesos de traducción entre disciplinas e integración de metódicas. Con el objeto de producir informaciones que luego puedan estructurarse como conocimiento, trabajos de esta índole recuerdan que la absolutización de un punto de vista suele producir resultados acotados y de validez limitada. En realidad, si algo ha mostrado el creciente desarrollo de la investigación inter y transdisciplinar es que el problema ético, lejos de resumirse en una suerte de preceptiva moral -a menudo con carácter de discurso impositivo-, consiste en la adecuada formulación de los conflictos y dilemas y, correlativamente, en una narrativa que incluya distintas percepciones y diferentes objetivos.

Vale esto de modo especial para toda intervención o todo análisis que considere variables fisiológicas, independientes o dependientes. El lenguaje de los instrumentos exige conocimiento de sus fundamentos y conciencia de sus limitaciones. Mucha discusión sobre neurotecnologías debe examinarse atendiendo a sus finalidades. Se trata, por una parte, de indagar por los fundamentos neurofisiológicos (o sencillamente fisiológicos) de los comportamientos. Por otra, de indagar por el valor o el impacto de tales estudios en el comportamiento manifiesto (overt behavior) o encubierto (eventualmente verbalizable) de las personas, incluyendo obviamente la conducta moralmente enjuiciable. Esto vale para todas las áreas, sin olvidar la medicina, el derecho, la economía y la política.

En esta evolución hacia un pluralismo metódico rectamente entendido, cobra importancia la versación específica de los especialistas y su capacidad de dialogar con otros expertos. También la necesidad de que los resultados sean integrados en una práctica razonable.

Tal vez la enseñanza mayor que se extrae de considerar la evolución de las publicaciones en Acta Bioethica es que, más que disciplina, la bioética es un punto de vista para valorar y enjuiciar reflexiones en distintos campos, y que las “zonas limítrofes” adquieren cada vez mayor importancia. Examinar las complejidades y supuestos de la auténtica “dialogicidad” que reclamamos para la empresa bioética, implica evitar apresuradas “normas” o preceptivas, dictadas no solamente por convicción ideológica sino a veces simplemente por ignorancia acerca de lo que los discursos científicos o filosóficos complementarios pueden aportar a la vida individual y la convivencia, finalidad última de la indagación en las ciencias de la cultura. Esta designación es más inclusiva y más elocuente que las tradicionales de ciencias humanas y sociales. Y dentro de estas disciplinas culturales habrá siempre un lugar para el discurso, polifacético y a veces ambiguo, que llamamos “bioética”.